martes, 25 de septiembre de 2012

apología de tu apéndice

y el verbo se hizo muerte y anidó en tu joven rostro.
al cuarto día los fonemas parecían imperceptibles sobre las cuerdas, te tambaleabas.
mi mirada se dirigía hacia tus adentros y tocaba techo, polvo hueco.
tu cuerpo de mármol se había dado al aerodinamismo, era más fácil dejarse llevar por los silbidos.
al cuarto día todas tus fichas estaban fuera de casa y tus hijas casi habían perdido un padre.
el cuarto día fue nuestro último día, ya todo había sido creado. todo estaba perfectamente ordenado para tu partida, fácil. Fáciles los huesos, fáciles los fluidos, fáciles los sueños.

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