sábado, 3 de noviembre de 2012

el triste despertar de la primavera de una liebre.

la niña de pijama rosa bajo fondo de conejos azules volvió a cegarse al salir del túnel, vendió todas las entradas del concierto de sus ojos, desató los lazos de raso de sus vestidos de domingo, lanzó las vendas al sol quemando todos sus hasta entonces estables teoremas.
Su inocencia tapaba sus descaros, su dulzura maldita era la antítesis perfecta y paradójica de sus luchas bipolares con la calma.
Otra vez la hiel, otra vez los proverbios, otra vez las nanas de las cebollas.

Existen ojos a los que el sol daña, existen miradas que se esconden tras pupilas opacas, existen mitades que se parten, existe la edad de la inocencia... y como más joven que el hombre es la mentira, la niña del pijama de conejos en el éxodo rural llora ahora
y llorará el resto de sus noches por sus besos de hojalata, por la cremallera que se abrió,
por el tierno abismo de la ingenuidad,
por los escabrosos detalles sobre ti que son los escabrosos detalles sobre mí, sobre Ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Inteligencia Artificial