Doce campanadas más tarde, su puerta se había cerrado, su casa sería
para siempre una caja y todas las mujeres de pueblo estarían condenadas
por mi noble conciencia.
Doce campanadas y tres hijas rotas.
Doce campanadas y una esposa despierta eternamente sobre la cama vacía.
Doce campanadas y dos nietos con una cruz a la espalda.
Luego el adiós, las coronas, el camino hacia la cima empedrada.
Ella decía que era demasiado pronto, la vida le había dado una larga tregua y sin embargo siempre parece ser demasiado pronto ...
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